domingo, 14 de marzo de 2010

Long distance

Mi libreta azul ya no existe, ahora tengo un cuaderno con un conejito, lo encontré entre las cosas d mi hermano. Sigo escribiendo con lápiz, estoy al borde de la simpleza, solía metaforizar con mayor profundidad, creo que hay algo que me quita energías.

Me pregunto cuánto tiempo más le daré vueltas a lo mismo, asumo que las primeras veces con respecto a ciertas experiencias son asi, les damos vuelta hasta cansarnos y pensamos en todas las posibilidades, algún cambio de rumbo o toma de decisión apresurada.

Comienzo a pensar que existe un desequilibrio en mi, algo que nunca había experimentado antes, por más que mire a todos lados, no existe comparación.
Comienzo a pensar que ya me tenía que tocar, aunque después de esto ya no tengo ganas de nada, no quiero saber de lo que soy capaz, me extralimité y sin saber si valía la pena o no.

Lo único que me queda es recuperarme a mi misma, recoger las cenizas y guardarlas en la caja de zapatos de recuerdos; dejar crecer mi cabello y sonreir al recordar que le gusta así; terminar los frasquitos de perfume que usé cuando lo ví y escribir sin cesar para que mis sensaciones se vayan de mi de a pocos.

Ordenaré un viaje a mi centro existencial para purificar mi alma de sentimientos negativos, ya no los necesito.


*Non, je ne regrette rien mon beau*

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizas la clave sea purficar tu alma, ya es hora de olvidar aquel evento que descuadro tu realidad. Es mejor así. Aunque como dices, las primeras experiencias en diferentes aspectos son las más difíciles de superar, es cosa de tiempo.